...El mar y sus olas susurran en mis oidos, mis oidos sienten su fuerza y mis sentidos se alteran , una sirena canta la melodía de muerte, el hombre la escucha y no puede evitarla, entra en su mente y en sus oidos , lo hipnotisa, lo ciega, lo ceduce; la muerte esta cerca, la sinfonía de sus escamas derriten el hielo de su vida; al despertar la luz del sol y las estrellas iluminan sus ojos como el brillo de las constelaciones cuando danzan en el universo creando nueva vida en sus estrellas. Cuerpo fuerte y frágil ; heridas en su ser , cicatrices que tardan en sanar y camino lleno de espinas para sus pies sangrantes; noches de penunbra y oscuridad bajo la piel que cubre su sombra envenenada de tinta negra sobre su rostro encantado por las adas de la fantasia y la inocencia de su seno, nutrienciose del nectar de la sabiduría y la existencia de su alma...
Mauricio Olivera Caballero